"El Método Harvard en el Mercado"


Doña Matilde y Doña Rosa eran dos amigas que se conocían desde la infancia. Cada sábado, se reunían en el mercado local para hacer sus compras y charlar. A pesar de su amistad, las dos señoras tenían un estilo de negociación muy diferente: Doña Matilde era directa y agresiva, mientras que Doña Rosa era más pasiva y evitaba los conflictos.


Un día, mientras hacían sus compras, Doña Matilde se fijó en un hermoso ramo de flores que estaba en el puesto de Doña Juana, una vendedora con la que había tenido problemas en el pasado. Doña Matilde se acercó al puesto y comenzó a regatear el precio de las flores.


"Doña Juana, este precio es un robo. ¿No puede hacerme una rebaja?" dijo Doña Matilde.


Doña Juana se cruzó de brazos y respondió: "El precio es el que es, señora. Si no le gusta, puede buscar en otro lugar".


Doña Matilde no estaba dispuesta a aceptar el precio y continuó discutiendo con Doña Juana. Mientras tanto, Doña Rosa se quedó observando desde la distancia, sintiéndose incómoda por la situación.


De repente, Doña Rosa recordó una técnica de negociación que había aprendido en un curso de negocios: el Método Harvard. Pensó que esta técnica podría ser útil para resolver el conflicto entre su amiga y Doña Juana.


"¿Por qué no intentamos aplicar el Método Harvard para resolver este problema?" dijo Doña Rosa.


Doña Matilde, que estaba frustrada y enojada, miró a su amiga con escepticismo. "¿El Método qué? ¿Eso es algún tipo de broma?"


"No, es una técnica de negociación muy útil. ¿Por qué no lo intentamos?" insistió Doña Rosa.


Doña Matilde finalmente aceptó, y Doña Rosa comenzó a explicar los principios del Método Harvard. Les recordó que debían centrarse en intereses y necesidades mutuas y buscar opciones de beneficio mutuo.


Con el método en mente, Doña Rosa se acercó a Doña Juana y comenzó a preguntarle sobre sus intereses y necesidades. Descubrieron que a Doña Juana le preocupaba la competencia en el mercado y que estaba luchando por mantener su negocio a flote. Doña Matilde, por su parte, explicó que estaba buscando un regalo para su nieta y que quería asegurarse de obtener un precio justo.


Después de escuchar y comprender los intereses de la otra parte, las dos señoras comenzaron a buscar opciones. Doña Juana propuso un precio más bajo y sugirió que Doña Matilde comprara un segundo ramo de flores para ayudar a aumentar sus ventas. Doña Matilde estuvo de acuerdo y compró dos ramos de flores.


Mientras caminaban hacia casa, Doña Matilde se dio cuenta de que no había necesitado ser tan agresiva para obtener un buen precio. "Creo que voy a empezar a usar ese Método Harvard más a menudo", dijo Doña Matilde.


Doña Rosa sonrió y pensó para sí misma: "Definitivamente, creo que mi amiga tiene mucho que aprender en cuanto a negociación".


Y así, las dos señoras siguieron su camino a casa, contentas y satisfechas con su resolución de conflicto. Doña Rosa se sintió orgullosa de haber aplicado sus conocimientos en el mundo real y Doña Matilde estaba impresionada por el resultado del Método Harvard.


Sin embargo, en su camino a casa, se encontraron con una desafortunada escena de humor negro: un hombre que intentaba vender un paraguas roto a un ciego. Doña Matilde se horrorizó por la falta de escrúpulos del vendedor y comenzó a reprenderlo. Doña Rosa, por otro lado, recordó que el Método Harvard también se puede aplicar en situaciones más complicadas.


Con su nuevo conocimiento en mente, Doña Rosa se acercó al vendedor y comenzó a hacerle preguntas sobre su situación financiera y las razones por las que estaba tratando de vender un paraguas roto. Al final, descubrieron que el vendedor necesitaba el dinero para pagar las facturas del hospital de su esposa enferma. Doña Rosa y Doña Matilde decidieron comprar el paraguas roto a un precio justo para ayudar al hombre a cubrir sus gastos.


Al final del día, las dos señoras aprendieron que el Método Harvard no solo se puede aplicar a la negociación de precios, sino que también puede ser una herramienta poderosa para resolver conflictos y ayudar a los demás en situaciones difíciles. Y así, caminaron juntas hacia el sol poniente, listas para aplicar su nuevo conocimiento en futuros encuentros en el mercado.

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